miércoles, 14 de abril de 2010

Un poema



Las cosas no son como parecen,
No es lo mismo al ayer que el presente,
Y sin embargo uno sin el otro no puede subsistir.
Un atardecer, la noche y el día no son del todo diferentes
Pues el mismo cielo los proyecta, y sin embargo no son lo que parecen.

Así como el hielo cuando se derrite y los lagos se congelan,
Todo responde a un ciclo, y sin embargo no son del todo diferentes,
Pues ambos provienen de la misma naturaleza.
Así el fuego elevándose de una montaña o las antorchas encendidas
En las almaradas, no todo parece ser lo que es.

El misterio que envuelve al día a día, es el mismo
Que mueve aquel día o anochecer, el mismo que hizo hoy llover
Y el mismo que verá mañana nevar, y sin embargo no todo es lo que
Parece ser.

Pues de igual manera el corazón de aquel que murió en aras
De la verdad, la justicia y al amor, que en sus ideales encontró
Una ruta de libertad y en sus manos las respuestas,
A sus gritos que en el silencio exclamaba.

Que congeló las indiferencias cual hielo derritiéndose en un río
De hombres hambrientos de poder, que arrancó cabelleras
Cual navajo en rojo de ira y sed de venganza, que a través de la
Ventana veía un futuro nuevo pero no para él.

Y sin embargo las cosas no son lo que parecen,
Pues sólo la memoria de aquellos locos permanece
En esos ríos, en esas montañas, en esas gotas de lluvia,
Es la palabra transmitida a la naturaleza y el que el viento comunica
Son las voces de esos hombres que dejaron en nota escrita en papel
La esencia del universo, y del mundo libre
La razón de que no morir es no vivir.